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sábado, 20 de septiembre de 2014

YO SOY JACK...


La historia de Jack el Destripador ya forma parte del imaginario colectivo. Los hechos que ocurrieron en Londres allá por 1888, en el distrito de White Chapel, han quedado impresos en la Historia forjando a su alrededor un entramado de leyendas e historias. Jack, “vayamos por partes”, ha sido protagonista de películas, novelas, cómic, etc. Y ahora, en Barcelona, es un musical.

Ayer, junto a mi incansable compañera de teatros y demás actividades lúdicas y culturales, fuimos al Teatre del Raval a verL’esbudellador de White Chapel, un musical dramático basado en el personaje, con una nueva forma de tratar los hechos. Una nueva propuesta. Un nuevo enfoque. A mí me encantó.

En White Chapel hay un secreto que inunda las calles. Un secreto a voces. Voces, por cierto, impresionantes, como la de Clara Altarriba, que daba vida a Mary Kelly (la última asesinada por el Destripador). Sus solos ponían la carne de gallina, por la intensidad y la expresividad de su voz. Pero los demás estaban absolutamente a su altura, grandes. Roger Borrull como el adinerado y avaricioso periodista William Neil. Mónica Portillo como la prostituta Vicky, que jura perseguir a Jack hasta detenerlo. Mireia Casado, que hace un doble papel: Tommy, el repartidor de periódicos hijo de la prostituta Eli, y la propia Eli, ebria y desgastada por la calle. Y por último, Víctor Genester, el forense de la policía Robert Openshaw, que certifica las muertes de las asesinadas y tiene mucho que decir al respecto. Todos ellos estuvieron inmensos, con voces que llenaron el teatro de la magia del musical. Todo ello, acompañado de la música en directo de cinco músicos: Marc Sumsi al piano, Maria Tió violín, Teresa Noguerón clarinete, Laia Reverté violoncelo y Rafael Iniesta contrabajo.

Estamos ante una obra de pequeño formato y de teatro de proximidad. Nosotras estuvimos en la quinta fila del teatro y vivimos muy de cerca el espectáculo. Es curioso porque, hace ya algunos años, mi hijo representaba todas las Navidades, con su colegio, “Els pastorets” en esta misma sala. Y se me hace familiar estar sentada en una de sus butacas (no excesivamente  cómodas pero de aquellas de los teatros de toda la vida).

El teatro está más vivo que nunca y no sólo lo digo yo, lo dice la cartelera que se llena de grandes y pequeñas obras (por formato) para todos los gustos. Tuve la gran suerte y la oportunidad de estar el pasado lunes en el Liceu para ver la gala Catalunya Aixeca el Teló en vivo y en directo. Descubres que el teatro está palpitante de vida, que hay tanto que ver… Y es un teatro nuestro, cercano, ya sea en castellano o en catalán, pero que nos pertenece culturalmente. Os recomiendo esta obra en concreto y que vayáis al teatro en general. Como con el cine, hacer una buena elección os hará salir de la sala con la sonrisa puesta en los labios. 

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