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martes, 5 de julio de 2011

QUE PAREN EL MUNDO QUE ME BAJO UN RATITO

No sé vosotros, pero a mí, de vez en cuando, me entra una desazón inexplicable, o quizá no tanto, cuando contemplo el mundo a mi alrededor. ¿Por que no me gusta el mundo en el que vivo? Hmmm… no demasiado. Considero que está hecho a medida de unos cuantos para el disfrute de unos pocos y el esfuerzo de la mayoría. Y que nos venden la moto y, encima, la compramos. Que nos engañan y, al mismo tiempo, nos engañamos. No nos engañemos… los tiempos no han cambiado tanto desde que Roma era la Roma Imperial. Ahora tenemos televisores 3D, ascensores, vehículos a motor, Internet y otras tantas ventajas procedentes de la tecnología… pero seguimos siendo, básicamente los mismos. Mismas pasiones, mismos afanes, mismos defectos. Que la pátina del siglo XXI no nos confunda. Que el hábito no hace al monje. Y el Ipad no nos hace distintos. Ni mejores.

Vivimos en un mundo que corre tanto que, en ocasiones, es demasiado rápido. Te compras un móvil y, al mes, ya no sabes si es una antigualla desechable. El PC nuevo de trinca va a quedar desfasado en cuanto te despistes. Te compras el Ipad y sacan un modelo mejorado y con más prestaciones. Vivimos pendientes de demasiados factores materiales que nos obligan a estar al día constantemente. Todo gira tan rápido que, muchas veces, agradecerías que el mundo se detuviese un instante para poder respirar profundamente. Pero no puedes pararte. Nuestro mundo es imparable y exige cada día más de nosotros.

¿Y la gente? Miro a mi alrededor y veo mucha insatisfacción, poca ilusión y demasiado estrés. La gente que lo tiene todo no parece contenta con ello, los que no lo tienen, sufren porque quisieran y no pueden. Quienes tienen pareja, no la cuidan y no la respetan. Y quienes no, desean tener a quien cuidar y querer. Los que tienen un buen trabajo, no lo valoran en su justa medida, y los que no lo tienen, darían lo que fuera por tener un trabajo mínimamente digno. La gente acampa exigiendo derechos, pero las revoluciones  languidecen en cuanto se acercan los meses de vacaciones. Hay una cierta tensión en conseguir las vacaciones soñadas, aunque sea a costa de liarnos la manta a la cabeza. Todo el mundo habla de la crisis pero los bares están prácticamente saturados un sábado por la noche. Pillar mesa pasa por apuntarse a una lista de espera. En las rebajas, hay que darse de tortas para poder mirar la ropa expuesta para, después, hacer largas colas tras el mostrador de pago.

Algo así me iría de perlas :)
Quizá son las incongruencias de este mundo en ebullición las que me hacen sentir esta desazón hoy. Intento ir a mi ritmo, a mi paso, pero yo misma me veo envuelta en la vorágine. Incluso, cuando tengo una tarde sin planes que me hagan correr de aquí para allá, me cuesta relajarme. Echo de menos un tiempo en el que podía sentarme en un porche, con un té de frutas y un libro, dejando pasar las horas, disfrutando la lectura y la brisa de la tarde mientras, poco a poco, el día llegaba a su fin. No sé dónde han ido aquellos días pero los añoro. Y, retrospectivamente, los recuerdo como una época en la que, si el mundo no se detenía, yo me bajaba en un apeadero anónimo y me daban lo mismo los horarios de los trenes, porque no pensaba coger ninguno.

Llegados a este punto del texto me pregunto si lo que me pasa es que necesito unas vacaciones. Me parece que sí. Una pequeña maleta y unos cuantos libros bien escogidos deberían ser mis únicos compañeros de viaje. Me gustaría regresar al lugar del que emanan esos recuerdos de paz. Desconectar del mundanal ruido, de las tecnologías e incluso apagar el móvil. Aunque sea durante una semana. Quizá sea suficiente. Quizá no. Pero tendré que intentar que lo sea para que, tras ese corto periodo, pueda volverme a enfrentar con las prisas. 

2 comentarios:

  1. Me identifico plenamente con tu reflexión.
    El mundo gira y no para de girar y parece que cada vez lo hace más deprisa.
    No nos queda otra que agarrarnos a lo que tengamos más cerca y girar con él.
    Si encuentras la forma de apearte si hacerte daño, pasame la receta.
    Besos
    Alicia

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  2. no te preocupes que si encuentro la receta, te la paso encantadísima :) lo que creo es que no existe. No hay receta, es cuestión de barajar ingredientes y, en algunos momentos, acercarte al resultado, pero muy de tarde en tarde. Besos!!!

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