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viernes, 17 de junio de 2011

CUANDO LOS MUNDOS CHOCAN (CONTRA METEORITOS)

Esta noche soñé que regresaba a Manderley… Uy, perdón, me he equivocado de película. No, esta noche he soñado con meteoritos y no es casualidad.

En los años setenta (y supongo que ochenta), nos dio por las películas catastrofistas en plan vamos a estrellar un avión (la saga de los “Aeropuerto”), quememos un rascacielos, vivamos un terremoto devastador… pero esas cosas, hoy en día, no son ficción. La realidad ya las ha superado y, ni Charlton Heston ni Steve McQueen, se podían imaginar que, fuera de un plató, hacerse los héroes  iba a resultar tan poco lucido.

Luego vinieron las películas del día después. Siempre había algún zopenco (o grupo de zopencos) que apretaba un botón rojo y ¡pum! Quedaban cuatro gatos y el cabo en un mundo devastado por las radiaciones. O la gente se convertía en zombies, salvo el chico, la chica y el de turno que acababa muriendo al rato. O soltaban y/o se escapaba una bacteria virulenta y ¡hala! todos a palmar. Este tipo de historias aún funcionan bien y, de tanto en tanto, vuelven a resurgir.

Y la siguiente parada en el cine catastrofista son las amenazas del exterior. Ya sean extraterrestres con mala baba que quieren nuestro planeta y lo quieren ya, o cuerpos celestiales que se empeñan –y mira que el universo es grande- en venir directamente a estrellarse contra nuestro planeta. Generalmente, nos salvamos por los pelos pero no siempre ni siempre con los mismos resultados.

Ayer tocó película de meteoritos. Tampoco había mucho donde escoger pero a mi hijo esas pelis le chiflan. Bueno, las de zombies más. Comencé a mirarla con buena voluntad pero a los pocos minutos se me estaban ocurriendo toda clase de comentarios irónicos. La película no tenía desperdicio, ni el guión. Una de las escenas que me impactó (por decirlo de forma amable) fue un diálogo entre la doctora del hospital y su marido:

-       Doctora: Cariño, se nos ha acabado la penicilina, ya no tenemos medicinas en el hospital (pone cara de agobiada)
-       Marido: ¿Has pensado en la farmacia? Creo que allí podríamos encontrar lo que necesitamos.
-       Doctora: ¡No se me había ocurrido! ¡Claro! ¿Estará abierta?
-       Marido: Seguro, el farmacéutico es muy comprensivo… iré a buscar las medicinas.
-       Doctora: Eres un genio (lo abraza)

Lo peor de este diálogo no es que a la doctora no se le haya ocurrido dónde proveerse de medicamentos (estamos hablando de un hospital de dos camas y una esterilla, en un pueblecito de los EEUU donde todos se conocen). Lo peor es que, mientras caen meteoritos, la gente se vuelve loca acaparando comida y el hospital no da abasto con las víctimas de la catástrofe, a ella sólo se le ocurre que la farmacia igual está cerrada… Y tampoco hay que ser un genio para saber que la penicilina se puede encontrar en una farmacia. En fin… había bastantes más perlas… y ni siquiera terminé de ver la película. Si lo llego a hacer... 

Estas pelis dan pie a todo tipo de especulaciones. Por lo menos en lo que respecta a mi hijo. ¿Cómo andamos de misiles tierra-espacio para evitar la colisión de un meteorito? Mi hijo no podía creer, cuando se lo confesé, que estemos tan poco preparados para una cosa como esta. Lo pregunté en Facebook, a ver si alguien me iluminaba, y recibí contestación: “más o menos igual que de misiles anti-platillos volantes”. Me lo temía.

Hoy el tema es ligero, aunque a mi, tanto soñar con meteoritos no me lo ha parecido… Nada profundo aunque proceda del espacio ídem. Pero es viernes… ¿Qué queréis? 

1 comentario:

  1. a mi me da mucho miedo sobre eso yo no quiero que vaya a caer un meteorito en nuestro mundo seria muy triste que nuestro mundo se destrulla y ojala nunca se acabe el mundo

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