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jueves, 4 de noviembre de 2010

EL PAPA… POR EL LITORAL

Esta frase, que quienes viven en Barcelona reconocerán fácilmente, me hizo mucha gracia el otro día al leerla en Facebook. He leído otras, como “YO NO TE ESPERO”, pero hay que reconocer que la que encabeza este artículo es de lo más ocurrente.
A todo esto, el sábado tenemos a su Santidad el Papa de Roma (o del Vaticano, que al fin y al cabo es un país con frontera incluida y todo) en Barcelona y el domingo visitando la Sagrada Familia. Creo que lo han invitado ahora porque pasó la tuneladora y no se les cayó el templo al suelo. Que no es lo mismo consagrar un templo que sus ruinas. No se si se puede considerar un milagro, un golpe de suerte o que no tenía que pasar y punto.

Imagino que esta visita despierta muchos sentimientos entre la población. Habrá quienes estén encantados de que el representante de la Iglesia, en persona, venga a darles su bendición. Otros igual estarán encantados por el acontecimiento en sí, como si de los Rolling Stones se tratara. Habrá quienes estarán cabreados porque cerrarán medio barrio y no habrá forma humana de circular. Un cuarto grupo estará en contra porque no creen ni en él ni en la institución a la que representa. A otro grupo le traerá al pairo todo este tinglado. Yo me quedo con los últimos y espero, fervientemente, que no me afecte mucho la visita papal. A ser posible que no me afecte en absoluto.

¿No os recuerda a José Luis López Vázquez en "La cabina"?
Imagino que la visita costará un potosí a la ciudad. He leído por ahí que unos dos milloncejos y medio de euros. Que también traerá ganancias, porque vendrá gente a la ciudad sólo para ver al Papa, y los comercios, probablemente, se beneficiarán, especialmente aquellos que rodean el templo. El Papa hará la misa en catalán, además de los idiomas (imagino) habituales. Hay quien cree que esto será muy beneficioso para Catalunya. Yo no tengo ni idea. Esperemos que los posibles beneficios que traiga sean superiores a los probables perjuicios. A mi no me generará ganancia alguna y a los vendedores ambulantes de paraguas, si el tiempo no varía de hoy en dos días, me da en la nariz que tampoco. Siempre pueden vender sombrillas, claro. De todas formas, si me buscáis, no lo hagáis por las inmediaciones del lugar de los hechos.

Tanto si nos gusta, como si no, el Papa viene a Barcelona. Con su Papamóvil y toda la fanfarria. Habrá quien cuelgue en su balcón la pancarta de “Bienvenido” y quien no. Habrá quien corra expeditado para no perderse ni una palabra del Santo Padre y quien huya hacia horizontes lejanos. O no. O sí. El lunes veremos los resultados. Probablemente los primeros en hacerlo serán los del servicio de limpieza.

Para echar unas risas:

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